
El deporte es una actividad que aporta grandes beneficios a los niños. Es un entorno extraordinario para que se puedan desarrollar unas capacidades de gran valor, que también son de gran utilidad en otros ámbitos. Trabajo en equipo, capacidad de superación, resiliencia o responsabilidad son algunas de las habilidades que nuestros hijos pueden fortalecer durante la práctica deportiva. Pero en ocasiones surgen una serie de situaciones en las que se necesita ayuda para mejorar esa experiencia deportiva.
¿Tu hijo/a se encuentra en alguna de estas situaciones?
Se le empieza a notar desganado por seguir acudiendo a los entrenamientos y a la competición. El deporte que antes tanto le gustaba cada vez parece interesarle menos.
Has observado que antes y durante la competición se pone muy nervioso. Es posible que haya tenido sintomatología como temblor, dolor de estomago o incluso vómitos.
Cuando comete un error durante la competición se viene abajo. No se permite fallar y, si el error aparece, entra en un estado negativo e incluso, en algunas ocasiones, rompe a llorar.